Cuando Apple presentó macOS Tahoe en la WWDC 2025, muchos pensamos: “Vale, otro rediseño más”. Pero después de usarlo durante semanas, puedo decir que Tahoe no es solo un update visual: es una experiencia pulida, fresca, y con un claro enfoque en la productividad emocional. Sí, emocional. Porque todo se siente más fluido, más humano, más… Apple.


 Lo primero que notas es el nuevo lenguaje de diseño Liquid Glass. No es simplemente una capa de pintura. Todo en macOS Tahoe tiene ese toque translúcido, con profundidad, reflejos y texturas que se adaptan al fondo que tengas, a la hora del día, al modo claro u oscuro. Y no es solo bonito: hace que usar el Mac se sienta más como interactuar con un espacio tridimensional, casi físico.




 El Centro de Control ha sido completamente rediseñado. Ahora es flotante, personalizable y, por fin, útil. Puedes arrastrar elementos directamente al escritorio, cambiar entre modos de enfoque, controlar luces HomeKit y hasta lanzar widgets interactivos desde ahí. Literalmente, en un par de clics configuro todo para trabajar, grabar o editar. Es como tener un switchboard personal en la pantalla.


Hablando de widgets, los widgets en el escritorio ya no son decorativos: son herramientas de verdad. El de recordatorios lo uso como si fuera una pizarra rápida, el del clima me recuerda si tengo que salir con chaqueta, y el de música me deja controlar mis playlists sin abrir nada. Se sienten vivos, contextuales. Como si tu Mac supiera en qué momento del día 





Pero lo que más me ha sorprendido es Spotlight+. No sé cómo lo han hecho, pero ahora es realmente útil. Si busco “factura de abril”, me saca el PDF, el mail donde lo envié, la conversación de iMessage con el cliente, y hasta me sugiere crear un evento de seguimiento. Es como un mini asistente que une archivos, correos y contexto en una búsqueda.


Otra gran novedad es SceneKit, el nuevo sistema de organización visual por escenas. Es como tener escritorios múltiples, pero agrupados por “momentos de trabajo”. Tengo una escena para grabar vídeos, otra para responder correos, otra para editar. Cambiar entre ellas es tan visual y limpio, que parece que el Mac se transforma con cada click. Pura productividad sin esfuerzo.


 En cuanto a apps nativas, Notas y Mail han crecido muchísimo. En Notas puedes escribir con estilo tipo Notion, usar plantillas, arrastrar PDFs, grabaciones y ahora… ¡hasta transcripciones de voz! Mail tiene funciones IA tipo resumen de hilos, respuestas rápidas y clasificación inteligente. Son pequeñas cosas, pero juntas, te hacen la vida más sencilla.


 Safari en Tahoe también se siente más inteligente. Ahora detecta si visitas recurrentemente webs de bancos, documentos legales o artículos largos y te sugiere guardarlos como “espacios”. Básicamente, Safari crea como mini apps web organizadas por contexto. Esto me ha ayudado mucho a tener separado lo personal de lo laboral sin complicaciones.





Si tienes un iPhone con iOS 26, vas a amar Continuity AirShare. Imagina que editas una imagen en el iPhone y se transfiere en vivo al Mac sin que tengas que hacer nada. También puedes contestar videollamadas FaceTime desde tu Mac usando la cámara del iPhone, pero con un ajuste de fondo y audio mejorado automático. Una integración casi mágica.


El rendimiento también ha mejorado. En mi MacBook , Tahoe se siente más rápido que Ventura o Sonoma. La batería dura más, las apps se abren al instante, y todo tiene ese “snap” que tanto echábamos de menos desde Big Sur. Y lo mejor: funciona en Macs desde el M1 sin recortes evidentes.


En resumen, macOS Tahoe no es una revolución ruidosa, es una evolución silenciosa que lo cambia todo. No porque sea radical, sino porque ha escuchado al usuario. Ha tomado lo mejor de la experiencia Mac y lo ha llevado a otro nivel, más integrado, más útil y, sobre todo, más humano. Y eso, en una era de exceso de funciones, es exactamente lo que necesitábamos.


Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente